EL VIAJE DEL HÉROE

Introducción.

La estela de Joseph Campbell

El héroe como figura mítica resulta enormemente atractivo para la literatura y el cine. A lo largo de los tiempos se han contado cientos y cientos de historias en donde el héroe resulta definitivo para resolver un problema bien sea a través de la inteligencia, la voluntad o el sacrificio. Pero, ¿Qué representa el héroe para las personas? Y como consecuencia de lo mismo. ¿Qué representa el antagonista? Según Campbell es factible que el héroe muestre nuestra necesidad de enfrentarnos a todo lo que nos limita y por ello la voluntad de cambiarlo, la senda de la transformación hacia una finalidad última, la libertad personal. Cada día de nuestra vida la realidad tiene apariencia de solidez, y así se consolidan situaciones que pueden transmitir la falsa apariencia de estabilidad y también consolidar situaciones que hacen que las personas no crezcan. El hombre se ocupa pues de crear un entorno seguro para acabar por darse cuenta de que esto no es suficiente. En ese sentido nacer es un acto heroico, salir del hogar paterno, vencer nuestros miedos y terrores, enfrentarnos a la adversidad. En el relato del héroe se asume pues que la vida es cambio y que la transformación es necesaria en nuestro viaje de la vida a la muerte, no solo para resolver problemas, sino para alcanzar la libertad.  Según lo describió el mitólogo Joseph Campbell tiene un patrón común que es reconocible en todas las culturas y que paso a resumir a continuación.

El mundo ordinario y la llamada a la aventura y el rechazo de la misma.

El viaje se inicia desde el mundo ordinario al mundo extraordinario. De manera que el héroe está en la realidad de la vida ordinaria. De pronto, ocurren acontecimientos que le impulsan a salir de esa realidad. A veces es un llamado directo, a veces se encuentra con esta situación como el cazador que persigue a su presa y al internarse en el bosque algo o alguien le transmite el llamado o se ve envuelto en ella, otras son las propias circunstancias, necesidad de buscar comida o refugio, una invasión… buscar soluciones ante la catástrofe. Un ejemplo sería ser convocado por los mayores para realizar una misión o unirse a un ejército, en el otro puede ser simplemente nacer, es decir, el acto de nacer o ser expulsado del hogar por diversas razones. El que duerme plácidamente no quiere que le abran las ventanas y entre la luz. Así que el héroe puede negarse a emprender el camino. También puede negar su destino si este le viene marcado.

El héroe es casi siempre de origen humilde o no ocupa un papel relevante en su comunidad. Consigue dominar un poder de dimensiones sobrehumanas, vence a un mal que le supera sea interior o exterior. Es ante todo muy humano, de manera que muestra sus dudas, sus miedos, sus afectos y odios de forma natural. Suele poseer una cualidad especial, algún tipo de habilidad que en principio pueda parecer incongruente con el propósito de su viaje pero que a la larga se desvelará como clave. En algún punto de la historia es traicionado o sacrificado lo que le impulsará en su camino hacia la heroicidad.

El héroe pues, comienza su viaje viviendo una vida confortable, una vida que se repite una y otra vez en un tono amable. Puede que sienta alguna inquietud, algo que le signifique que aquello no está bien o que debe haber algo más en la vida, pero ese sentimiento no es lo suficientemente fuerte como para que pueda romper con su sentido de la seguridad personal.  Esta voz interior es de alguna manera el inicio de todo, aunque no siempre se manifiesta. Se trata del llamado a la aventura en la que el héroe comenzará su viaje real o metafórico en busca de un objetivo.

El llamado no tiene por qué ser amable o evidente, muchas veces el héroe se adentra en el viaje obligado por las circunstancias. Un incendio, el ataque de fuerzas extrañas, una visión, una disputa familiar o cualquier acontecimiento lo suficientemente poderoso como para obligarle a partir. Puede ser un llamado evidente, es decir, un llamado a rescatar a alguien, a alistarse en algún ejército, a realizar un cometido. En ese sentido el héroe irá en búsqueda de una verdad o de algo superior a él que ayude a los demás, es decir, de la solución al problema que se le presenta. El héroe entonces saldrá expulsado de su área de confort hacia lo desconocido y entrará en contacto con el mundo de lo extraordinario, físicamente real, a veces fantástico o imaginario, otras simbólico.

Un esquema provisional de resistencia al cambio puede ser entrar en estado de shock frente a lo ocurrido, negar lo que está ocurriendo a pesar de las evidencias, sentir rabia o indignación frente a los sucesos, intentar acomodarse a las circunstancias a pesar de todo, deprimirse ante la inevitabilidad, entrar en crisis y por lo tanto en conflicto con la realidad, aceptar los acontecimientos y adaptarse a la nueva realidad. Sin embargo, el héroe se verá impulsado por las circunstancias a seguir adelante, de manera que no habrá adaptación posible, al final del viaje el lugar de origen habrá cambiado y el también, pero volverá con algo aprendido, un elemento entre manos que beneficiará a los otros y a sí mismo.

El encuentro con el maestro

El héroe puede recibir ayuda, aunque no necesariamente, para su partida. Puede ocurrir en forma de algún suceso sobrenatural. La intervención divina o la aparición de un personaje que hará las veces de guía. En la ayuda del maestro se encubre parte del propósito del viaje, en sus actos se impulsa una clave que servirá para que el héroe descubra el propósito último de su función.

La salida del hogar, el primer peligro.

Finalmente sale a la aventura lo que constituye un acto de ruptura frente a la realidad personal. Deja el hogar para enfrentarse a su primer reto, las primeras dificultades que deberá solucionar. Ante la falta de experiencia no siempre sale bien parado. A partir de un momento la nueva realidad que rodea al héroe será totalmente distinta colocándolo en un entorno irreconocible para él. Aparece la incertidumbre, tal vez el miedo. En este punto nada de lo que le rodea será reconocible.

Las pruebas, los amigos y enemigos.

En el camino sufrirá diferentes pruebas de índole interna y externa, es decir, pueden ser metafóricas, oníricas y en definitiva psicológicas o físicas como luchar contra bestias o seres extraordinarios. En ese sentido los antagonistas contribuirán a definir la naturaleza de nuestro héroe que deberá enfrentarse a la adversidad. El atractivo del villano o el antagonista radica en que sus características definirán al héroe, posee el atractivo de la tentación por su autenticidad, pero también del significado de lo que hay que combatir y por qué. Así, se irá acercando cada vez más hacia un conflicto o gran crisis definitiva pero también aprenderá y desarrollará habilidades. En el viaje encontrará aliados que le acompañen o le ayuden en su búsqueda, pero también habrá adversidades de diferente índole, enemigos, personas que se interpongan en su búsqueda, fenómenos naturales o fantásticos, con intervención divina o sin ella.

El viaje del héroe tiene muchos caminos y muchos niveles, pero se pueden reconocer algunos fácilmente. El viaje interior, el del cambio personal y el exterior, el de los diversos escenarios por los que pasará nuestro héroe y que contribuirá a la transformación del mismo y a la naturaleza propia del cambio que se producirá en él. En ese sentido esta debe ser sin duda la parte más rica de nuestra historia.  He de insistir en que nada de esto tendrá sentido si no hay un propósito de fondo, un algo que sirva para transformar al sujeto y por lo tanto a la comunidad.

La lucha contra sí mismo (ya expresado como resistencia al cambio o diversos mecanismos internos que inhabiliten al héroe), la lucha contra la naturaleza (en forma de fenómenos naturales violentos o devastadores o animales o criaturas igualmente salvajes y violentas), la lucha contra el hombre, contra el otro (puede dirimirse en una guerra final, en la lucha contra otro hombre o grupo de hombres en la que debe prevalecer alguna verdad no necesariamente noble), la lucha contra lo fantástico o metafísico (en este caso no solo tiene que tratarse de seres sino también de “realidades” alternativas que pongan a prueba la cordura del héroe, la percepción de la realidad o su sentido filosófico de la existencia. Después de estas grandes luchas surgen revelaciones que el héroe o heroína integran en su humanidad.

Los retos pueden ser internos o externos, es decir, pueden ocurrir en el territorio psicológico y de las emociones o puede ocurrir en el territorio de lo físico e incluso metafísico. Nuestro protagonista poseerá alguna habilidad, hará algo que se le dé bien, puede ser un buen espadachín, un bue arquero, un astuto ingeniero o cualquier don que sea notable en su personalidad. Como fuere, se pueden reconocer algunos aspectos del conflicto.

El héroe y su sexualidad.

Habrá un punto en el que conozca al amor y este amor sea nuevo y espiritual, tal vez el encuentro con una maga o diosa y viceversa. En este sentido el género no es especialmente relevante. Aunque en general las historias de héroes o heroínas son de carácter heterosexual no implica que otras formas de sexualidad o la sublimación de la misma aparezcan.  Para los efectos del relato es necesario construir personalidades debidamente estructuradas. Será el autor quien asigne tales características.

El acercamiento al punto de no retorno.

El héroe será tentado o se verá al límite de sus fuerzas para que claudique en su viaje. Se puede ver como otro tipo de prueba en la que los placeres o nuevas áreas de confort hagan que este se plantee quedarse y desistir. También puede ocurrir que los indicios del conflicto y su forma asusten al héroe haciéndole pensar que no podrá cumplir con su cometido.

A propósito del cometido, este puede no estar claro desde el principio, el héroe puede ser expulsado de su entorno hacia la incertidumbre. Solo al final será desvelada la verdad. Algunas situaciones previsibles en las tareas del héroe son: la lucha contra la naturaleza, contra los hombres y contra sí mismo entre otras.

La caverna.

Finalmente llegará el momento en que está más lejos de sí mismo y de los demás que nunca, donde potencialmente puede ser derrotado por la adversidad y con lo aprendido se enfrenta a ella. El héroe puede morir para luego renacer físicamente, puede que ocurra de forma metafórica, pero ocurrirá de cualquier modo, en este lugar se adquiere la convicción y se produce la metamorfosis.  En este punto se enfrentará a la adversidad, a sus miedos o a los monstruos que ha de combatir y prevalecerá o tal vez no. El héroe puede no vencer. Dependerá siempre de aquello que tenga que aprender, a veces en la derrota está la lección.

El héroe avanzará en el viaje hasta un punto de no retorno. Suele ser una caverna profunda, un lugar remoto. En ese lugar se encontrará al límite de sus fuerzas y sentirá simplemente que no puede más. Es el lugar donde sostendrá la lucha en la que será derrotado, sufrirá la ruptura que le aleja de todo, tal vez una ruptura definitiva con la identidad, con la familia, el clan, la pareja. Ese lugar donde remar a contra corriente carecerá de sentido. Tendrá que decidir si quiere seguir siendo un descendiente, una víctima o un verdugo. Decidirá si sigue siendo quién es simplemente o si evolucionará a un estadio superior. Para ello deberá encontrar las herramientas internas y externas necesarias para realizar el cambio y usar lo aprendido en el viaje.

El peor momento establecerá un antes y un después en su odisea. Su fracaso se repetirá una y otra vez hasta que se dé cuenta de que debe aprender algo, un darse cuenta, para que aquella situación deje de repetirse y poder proseguir su travesía.

La recompensa y el último duelo.

Después de la lucha se producirá la gran catarsis que acabará por convertirse en la revelación que el héroe andaba buscando o que necesita. Habrá cambiado para ser alguien enteramente diferente al pasado. Es un ser más completo.

 Se encuentra el tesoro, se desvela la verdad, haya la solución al problema y con ella, bien sea una herramienta, símbolo o poder personal este se enfrentará a la realidad y comprobará los resultados. Aquí los monstruos podrán atacarle en su huida o serán vencidos pero el héroe habrá obtenido la respuesta, una verdad necesaria.

En algún momento puede aparecer el mal que no había sido derrotado del todo. Al vencerlo definitivamente el héroe confirmará todo lo aprendido. Puede que tenga que huir del lugar donde ha realizado la hazaña, puede que otros le persigan para que devuelva lo adquirido.

Al final del viaje el héroe generalmente sacrifica algo de sí mismo, bien sea ofreciendo su vida, renunciando a algo importante o a su propia identidad. En cualquiera de estas renuncias algo muere del héroe para dejar que algo nazca, si no en él mismo porque ha muerto, en los demás que contemplan la historia.

La negación al retorno.

Así como hubo una negativa a la partida se produce otra negativa al regreso. ¿Volver para qué? En su nuevo estado especial puede negarse a compartir los dones adquiridos y abrir los ojos de sus semejantes. Puede sentirse resentido por haber sido expulsado de su comunidad, puede sentir que a la vuelta no encajaría ya que es alguien completamente distinto.

La ayuda al retorno y la adaptación a la realidad.

Cabe la posibilidad en este punto de la historia de que esté herido, muy cansado o simplemente desilusionado. Puede haber perdido la confianza y la fe ante los horrores y pruebas experimentados o tal vez, al descubrirse como alguien nuevo vea que los otros no están a la altura de su hallazgo o de lo aprendido. Aquí aparecerá otra vez la figura del que ayuda al héroe a regresar ya que el depositario último de lo aprendido no es el héroe sino la comunidad.

Se produce un espacio donde el héroe tendrá que encontrar la forma de volver a la realidad con los dones adquiridos y experimentar de nuevo la normalidad y la rutina, puede encontrarse bien, pero en un estado de calma y serenidad, de tranquilidad protectora que haga que no quiera volver a la rutina diaria. Una idea subyacente es que lo aprendido por el héroe debe llegar a la comunidad donde partió para transformarla, enriquecerla o sanarla.

Reentrada.

El héroe alcanza al fin el equilibrio entre lo espiritual y lo material y entonces emprende el retorno ya transformado con una vida diferente, volverá a una realidad ordinaria pero enriquecido interna o externamente siendo alguien nuevo.

El héroe con sus grandes logros y la magnífica conquista de sí mismo decide vivir la vida cotidiana de forma natural como si de una suerte de iluminación se tratase. Se desvela un subtexto intrínseco a todo el viaje, a través del libre albedrio dominaremos nuestros propios temores y al conquistarlos ganaremos el derecho a vivir en libertad.

Después de las revelaciones, descubrimientos, tareas o dificultades superadas el héroe deberá asumir la continuidad del tiempo.  La historia o la aventura tendrán un final en sí mismo, pero nunca será un final definitivo o cerrado. De manera que en cualquier momento el héroe emprenderá su viaje para enfrentarse a nuevas dificultades. En términos psicológicos el héroe una vez convertido en adulto deberá habitar la realidad de transformación perenne y de cambio. Hacerse adulto consiste en resolver situaciones constantemente hasta el final de nuestros días.

Nota: En la construcción del relato no es necesario introducir todos estos elementos. De forma muy básica se podría resumir en tres. La partida, el viaje y el regreso. En el proceso de construcción de la historia se podrán añadir algunas de estas “estaciones” para facilitar la visualización de la narrativa del propio héroe.

 TÍTULOS RECONOCIBLES QUE INCLUYEN EL VIAJE DEL HÉROE.

La trilogía de “El señor de los anillos” (como herramienta para descubrir el poder de la cooperación y la amistad y vencer a los miedos.

La saga “La Guerra de las Galaxias” (como herramienta para el descubrimiento del poder interior y la libertad)

Romance de Sir Gawain y el Caballero Verde. (El camino del héroe como herramienta educativa ética y moral.

Rip van Winkle (como ejemplo de salida en falso donde el entorno cambia, pero el héroe no).

Carmelo Lattassa

Carmelo Lattassa, periodista, fotógrafo y experto en comunicación.

2 comentarios en «EL VIAJE DEL HÉROE»

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